Viniyoga VI
Sri gurubhyo namaḥ.
Saludamos a aquellas personas que nos han enseñado, o nos han intentado enseñar.
Y así comenzaba la exposición de esta palabra viniyoga.
Dijimos que esta palabra aparece en el tercer capítulo de los Yoga sūtra en el sexto aforismo.
Os trasladé el comentario que nos hizo en su momento Chandra.
“Viniyoga indica un proceso que comienza en el momento vital en que nos encontramos y evoluciona de manera progresiva, con muchos pasos adecuados hacia el objetivo.
Este proceso es válido para todas las herramientas del yoga.
Primero se necesita esfuerzo, pero con una práctica continua el esfuerzo disminuye y finalmente se “apaga”
El comentario de Chandra lo podéis ver en este enlace https://www.asana-yoga.es/viniyoga-ahora-mas-nunca/
Y os dije que incluso esta definición de la palabra viniyoga, que muy básicamente significa adaptación, es una definición que está a su vez adaptada a los alumnos que en esos momentos estábamos presentes, y que en otro momento la exposición de la explicación del significado de este aforismo sería diferente, tendría otro enfoque diferente, podría tener otra profundidad, otra perspectiva.
El comentario sobre el cual estamos viendo este término Viniyoga, incluso ese comentario, estaba adaptado a su momento. Lo expliqué. Estaba adaptado a unas personas determinadas, a una situación determinada, etc.
Pero a pesar de ello, podemos sacarle partido a esta definición.
La definición nos da la idea de un proceso evolutivo, como una sucesión de fases o etapas, que si están adecuadamente adaptadas, favorecen nuestro crecimiento personal o la realización de nuestro svadharma o nuestro dharma personal, nuestro deber personal.
Decía que la práctica de yoga es cualquier esfuerzo adecuado que nos haga ir en la dirección de nuestra evolución natural. Eso es yoga.
Luego hay unas codificaciones del yoga, como es prānāyāma, āsana, etc. Que son herramientas. Pero yoga es el esfuerzo adecuado que nos hace ir en esa dirección, cualquier esfuerzo. Cualquier esfuerzo podría ser repetir mentalmente “Yo Soy Eso”, evitar comer algún alimento específico, o al levantarse hacer una flexión, etc.
Además, ciertamente, para la aplicación del yoga y sus herramientas, hace falta alguien que las conozca. Pero, normalmente, para nosotros mismos, mejor nosotros no. Porque en nuestra idea de lo que nosotros mismos necesitamos, en un principio no tenemos la suficiente claridad.
Es como por ejemplo cuando un cirujano sabe operar, pero no se opera a sí mismo, no, hay otra persona. ¿Por qué? Porque otra persona tiene otra visión más objetiva. Por ejemplo, yo a mi hija le puedo sugerir, pero quien realmente le puede ayudar es una persona distinta que no tenga una conexión con ella, un vínculo afectivo. Incluso, a no ser que fueran circunstancias extremas, no es aconsejable que una persona que tenga un vínculo con el paciente le opere, por ejemplo, porque no tiene una mirada objetiva sobre la persona.
Entonces, lo que quiero decir con esto es que normalmente nos hace falta una persona que nos dirija, aunque nosotros conozcamos, sepamos. Claro, es mucho mejor que nosotros conozcamos las herramientas del yoga y que tengamos una preparación, obviamente es mucho mejor, pero es aconsejable que alguien nos guie en lo que debemos de aplicar y cómo aplicarlo. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos unas tendencias que nos arrastran a ir en una dirección, que no es necesariamente la de mi crecimiento, al descubrimiento mío personal.
Este es el motivo por el que el YOGA nos habla de realizar un esfuerzo y un abandono. En concreto nos habla de hacer el esfuerzo justo y de la capacidad de abandonar los obstáculos y los torpedos que entorpecen el proceso evolutivo.
Entonces tengo que ir en una dirección hacia delante y por otro lado abandonar aquello que está atrás.
¿Os fijáis? Todo lo que hablo es muy coherente y, sobre todo, muy natural.
Tú, para dar un paso, necesitas hacer un esfuerzo hacia delante para poner el pie en un territorio nuevo y necesitas abandonar el territorio antiguo para avanzar hacia ese nuevo territorio. Tan sencillo como eso.
Entonces abhyāsa y vairāgya es eso, hago un esfuerzo en avanzar, en ir de un territorio conocido a un territorio desconocido, y hago un esfuerzo para dejar aquello que era conocido para mí. Y, como dijimos, el punto de partida para cada persona es totalmente distinto y único. Incluso ahora, para uno mismo, no es el mismo punto que esta mañana. Aunque a nosotros no nos lo parezca, vamos evolucionando. Si hacemos nuestro trabajo evolucionamos, aunque nosotros no lo veamos.
Lo que pasa en nuestro trabajo evolutivo es que cuando hacemos un trabajo de crecimiento también crece la resistencia a avanzar, y esa resistencia a avanzar se manifiesta con tedio, con malestar o fastidio provocado por la falta de interés por algo, otras veces con cansancio. Incluso algunas veces se manifiesta con la sensación de que estoy viendo que yo no me muevo. Es cuando dices “Jo, yo siempre estoy en el mismo sitio”. Eso es una resistencia, porque es imposible que estés en el mismo sitio.
Lo que sí es posible es que tus tendencias sean las mismas y estén muy arraigadas. ¡Eso sí! Pero tú no estás en el mismo sitio.
Por eso vimos que el aforismo 1.14 nos decía que este este esfuerzo tiene que ser regular, continuo e ininterrumpido. Y añade que, además, este esfuerzo tiene que ser mantenido con una actitud positiva.
Pero esta actitud positiva no se logra de la noche a la mañana. Es poco a poco, a través de la consciencia y del trabajo personal, como sucede que ese esfuerzo, al tomar conciencia de la dirección en la que vamos, se convierte poco a poco en entusiasmo.
Y luego tenemos nuestros momentos, la cosa sube y baja, obviamente. En nuestra vida pasamos por diferentes momentos. Pero incluso somos únicos en cuanto al momento en que nacemos. Por eso aquí vimos que el término VINIYOGA se puede entender como esa capacidad de ajustar la práctica de la persona, de ajustar ese esfuerzo, que es la práctica, milimétricamente a la persona.
La práctica de yoga es el esfuerzo que voy a hacer para moverme hacia delante y el esfuerzo de abandono que voy a hacer al dejar el territorio donde estaba.
Entonces, la adaptación de ese esfuerzo y de ese abandono tiene que ser muy justa, para que la persona se mueva en esa dirección de manera natural. Esto quiere decir viniyoga.
Esto nos cuesta porque, a pesar de la contundente realidad de que la vida es puro cambio, Pariṇāmavāda, a pesar de esa contundente realidad física, biológica, etc., el ser humano quiere atrapar y congelar las situaciones, no quiere cambiar.
Y, para que viésemos Pariṇāmavāda más claro, expliqué las diferentes etapas del ser humano y dije que no queremos cambiar. Así, pasa primero que no queremos dejar de ser niños, pero de niño te conviertes en púber. Y luego, cuando eres púber, no quieres dejar sus beneficios, pero de ahí pasas a la adolescencia. Ya desde la adolescencia no quieres pasar, porque en la adolescencia ya no estás del todo despreocupada, pero pasas a adulto. Tus responsabilidades van cambiando. Es todo el rato así.
Y a pesar de esos cambios continuos, nosotros no queremos cambiar y nos resistimos todo el rato. Por eso lo del paso. El paso significa que cuando doy un paso hacia delante, dejo esta zona y me muevo a otra, eso es el cambio, y eso es lo que me cuesta hacer.
También hablamos de los ṛṣi ऋषि. Con el término ṛṣi ऋषि se denomina en sanscrito a una persona yogui/ni que ha hecho un proceso evolutivo importante y es capaz de observar estos procesos externos e internos. Es capaz de observarlos, de verlos, de sentirlos.
Y, como ejemplo para entender esta capacidad de observarlos, hablaba del olfato, del oído, de la vista, del gusto y del tacto. Y mencioné muchos dichos populares que hay al respecto, como cuando digo que “me sabe mal” cuando algo me sabe mal, porque alguien me hizo algo y me sabe mal. Y eso es así biológicamente, cuando uno está estresado te huele la boca, pues porque estás mal y te huele el aliento.
También dices “me huele mal”. Otras veces dices “no lo veo”. O dices “no lo digiero” cuando algo no lo entiendo o algo no digieres. También dices “me suena”.
Hablaba también de que puedo oír que me dicen algo o puedo oír la sutilidad de ese sonido; quiero decir que puedo oír el significado de la palabra que oigo o puedo percibir algo más allá.
Y os hablaba de que esta situación de confinamiento nos brinda la oportunidad de seguir practicando para aquietar nuestra mente y observar lo que ocurre por dentro y fuera, de permitir que el cuerpo y la mente se adapten a esta nueva situación de la manera más adecuada posible.
Hemos pasado fases. Al principio era de una manera y al cambiar de fase es de otra. En este periodo de confinamiento nos hemos ido adaptando y, ahora que ha terminado, estamos de otra manera.
Entonces, esto nos indica que podemos abandonar antiguas visiones y salir hacia el exterior de una manera más consciente.
Quiero decir, claro, este confinamiento nos ha obligado a algunos a parar. De alguna manera el mundo se ha parado. Por ejemplo, lo vemos en que en las ciudades se ve el aire limpio y se escuchan los pájaros. Vemos que los aviones, prácticamente no vuelan. Y también se nota en el campo, etc.
Aunque algunos estén trabajando y gracias a ellos nosotros podemos estar sanos y que nos cuiden, que podamos comer, etc., el mundo está más parado, está diferente. Y eso nos va a permitir a nosotros parar y ver las cosas desde otra perspectiva.
Claro, luego nos viene la incertidumbre de qué va a pasar en el futuro.
Lo decía también ayer, que la práctica que nosotros realizamos nos genera claridad y estabilidad para afrontar la incertidumbre del cambio continuo (Pariṇāma vāda).
Porque, no es que ahora hayan cambiado o que vayan a cambiar después, es que las cosas ya estaban en continuo cambio.
También os lo dije un día, que no solemos darnos cuenta de ese continuo cambio, y para que lo comprendiésemos expliqué que es como cuando tu coges una piedra o un palo y le atas un cordel y le das vueltas deprisa, que aparentemente parece sólido, parece una rueda, pero no lo es.
Del mismo modo, cuando al vivir la vida de esta manera tan deprisa, lo que hace es que la vida parezca sólida, que parezca fija, que no parezca cambiante, que parezca que no se mueve. Pero, esa apariencia, no es una realidad.
Y lo expliqué también ayer que era como la tierra, que nosotros estamos aquí y parece que no nos movemos. Es cierto que no sentimos que nos movemos. No sentimos. Lo podemos decir que “no soy capaz de percibir que me muevo”. Pero, por ejemplo, si tú ves el sol, ves que se mueve, pero no se mueve. El sol no se mueve, nos movemos nosotros. y luego se mueve toda la galaxia. Pero, en este caso, nos movemos nosotros en un sentido rotatorio y en un sentido elíptico. O sea, que se mueve la tierra sobre sí misma y se mueve la tierra alrededor del sol en elíptica. Pero nosotros miramos y vemos que se mueve el sol. “Ah, amigo, el sol no se mueve”, nos movemos nosotros y toda la galaxia.
Entonces nosotros creemos que las cosas han cambiado, obviamente han cambiado y seguirán cambiando. Pero antes también pasaba, aunque yo creía que no cambiaban.
Lo que estoy diciendo es que esta situación nos puede ayudar a ver el cambio, a tomar conciencia de que en realidad la vida es así y es cambio. Y podemos continuar con nuestra práctica de yoga adaptándola a la situación vital que estemos viviendo en este momento. Que desde Āsāna Yoga hemos adaptado: antes teníamos cinco clases al día y ahora tenemos una al día y es por este medio, no compartimos espacio físico. Es presencial, pero no estamos físicamente en un espacio cerca. Pero, aunque no estemos físicamente cerca, quien quiera puede hacerla presencial, en el momento temporal en que la hacemos en directo, o puede hacerla presencialmente en otro momento, aunque sea distante en el tiempo. Nos une la práctica, la intención de ir en la dirección de uno mismo.
Por eso digo que es una manera de estar juntos, si uno lo percibe así.
Y entendemos como practica de yoga, la manera en que vivimos nuestra vida y que nos permite evolucionar hacia el cumplimiento de nuestro svadharma, o deber personal, de la manera más natural posible.
Entonces, la práctica de yoga incluye muchas cosas, incluye el modo en que me alimento y lo que yo como, lo que digo, lo que hago, lo que compro, lo que duermo, cómo hago cada cosa, cómo me ducho…
Lo que pasa es que, en un principio eso lo entreno muy específicamente, cuando hacemos la sesión de ejercicios físicos a la que nosotros denominamos práctica de yoga. Lo que pasa es que la sesión poco a poco va calando sobre nosotros y luego trasciende la sesión, trasciende la esterilla.
Pero, por ejemplo, nosotros hacemos unas respiraciones, una práctica respiratoria, unos ejercicios. Luego esa técnica respiratoria, que nosotros hacemos, va a cambiar nuestro hábito respiratorio, en el día a día. Va a cambiar nuestro patrón respiratorio de manera inconsciente en nuestra vida.
Por eso, más que nunca ahora, hace falta viniyoga, esa adaptación.
Y hay una cosa que no he dicho, que no he desarrollado en este escrito que he hecho, y es que esto sólo lo he pensado, y que termino con esto, y es que esta situación, si reflexionamos sobre ella, nos puede poner en evidencia la interconexión que hay en los seres vivos. Sin embargo, nosotros nos percibimos aislados, nos vemos separados del otro. Sí, somos únicos, pero somos interdependientes. En occidente se fomenta la independencia, la exclusividad, ahora no me sale, que yo soy independiente. Pero la realidad no es esa, la realidad es que el ser humano es interdependiente. Otra cosa diferente es ser dependiente. Eso es diferente.
Pero os he hablado del proceso de nacimiento, del cigoto. No es que yo sepa de esto, pero bueno, que lo estudié hace algunos años y de alguna manera me acuerdo de eso. Desde el cigoto al embrión, al feto, etc., todo depende de unas circunstancias determinadas. Y luego, si ves el ser humano, son años los que pasan hasta que ese ser humano es más independiente, pero sigue siendo dependiente, interdependiente. Sin embargo, nosotros creemos que no, que somos solos. Se desarrolla en occidente más eso, la cosa personal, etc., que no está mal. Pero claro, ahora realmente nos damos cuenta que dependemos todos de todos. Porque si hay cuatro listos que se saltan el confinamiento, pues claro, esos cuatro reparten el virus por todas partes y luego te llega a ti. Dependemos todos de todos, no solamente en un sitio pequeño, sino en un sitio grande. Lo que hemos visto por ejemplo en algunos pueblos y en algunas residencias que se han encerrado las personas, los cuidadores con las personas mayores, ahí no ha entrado, porque se dieron cuenta que eran interdependientes, que dependían los otros de ellos y entonces dijeron “aquí nos aislamos todos” y ahí no entró el virus.
Incluso a nivel global, bueno esto viene de China o de donde venga, quien lo sepa que lo diga, bueno que una cosa pequeña, ya nos pasó con el Ébola, VIH, etc. También hablaban del efecto mariposa. Claro que es que una cosa pequeña … así.
Lo que pasa que luego, cuando está la cosa bien, ande yo caliente y ríase la gente. Y me importa un bledo el otro.
Pero no es así. Por eso los que me conocéis o vais a Asana Yoga o habéis hecho formación conmigo, en la enseñanza de yoga intentamos que todos avancen juntos, porque son todos los que tienen que comprender. Por ejemplo, también doy clases de Canto Védico y en el canto unos aprenden más deprisa y otros aprendemos más despacio, pero tenemos que ir todos juntos. Algunos tienen más facilidad para una cosa y otros se pueden impacientar y decir “si esto se dice así”. Sin embargo, yo puedo tener menos facilidad para otras cosas. Pero claro, vamos todos juntos, en un mismo barco, hacia el mismo puerto. Esto son como las traineras, que para que vayan bien en la dirección adecuada y lleguen al objetivo tienen que remar todos más o menos igual y más o menos a la vez. Cuando hay personas que no reman, se nota que la cosa no va bien. Entonces, así es como lo he orientado en Asana Yoga desde el principio en la enseñanza: somos todos, no vale que yo sea el más listo y llegue el primero, no. Primero porque no lo soy, soy el más tonto y lo reconozco. Lo que pasa es que soy muy testarudo, eso sí, soy muy perseverante, pero el más tonto de la clase. Entonces, no vale que yo llegue primero porque haya empezado antes o porque conozca algo, no. Tenemos que ir todos, avanzar todos juntos, esperar y acompañar al que tiene una dificultad. Es la idea. Y lo que yo sepa lo tengo que compartir, no porque sea más listo ni nada, sino que lo tengo que compartir para que llegue a todos. Que se quede sólo en mí, pues es una cosa muy egoísta. Si se queda en mí, ¿para qué lo quiero yo? No tiene sentido, es loco.
¿Para qué quiero yo cien millones?
Y con la enseñanza pasa igual ¿para qué quiero yo la enseñanza?
Entonces, lo último que quería deciros es que Viniyoga es adaptarse a la situación cambiante, que es cambiante en toda circunstancia, incluso ahora, incluso antes, incluso después, interna y externamente, no solamente mi más inmediato interior, ni solamente mi más inmediato exterior, sino mi interior más profundo, aquel que incluso un microscopio no puede ver.
Esto es fascinante, porque puedes profundizar hasta donde tú quieras. Muy profundo. Los ṛṣi ऋषि hablaban de la energía cuántica. Sin embargo, todavía no existía este nombre, pero hablaban de ello y en algunos escritos hablan de ello, la describían.
Entonces, iban mucho más allá, tanto para adentro como para afuera, para el macrocosmos.
Si estamos solo aquí, cerrados en nuestra cabeza, entonces solo tenemos eso y nos limitamos a esa idea, pero es una idea estúpida, tanto yo es estúpido. Obviamente, hay que pensar en uno y estar bien uno, pero entendéis lo que quiero decir. La cabeza nos limita; la percepción desde el sentir, desde la experiencia, desde la observación del corazón no tiene límites.
Entonces, esta situación solo nos puede ayudar si nosotros lo deseamos. Nos puede ayudar a ser más conscientes de todo lo que acabo de decir que, eso, que la situación es cambiante en todo momento y que necesitamos adaptarnos y también de esa interconexión con cada uno de nosotros. Que no vale que yo sea más listo que tú y me aventaje de ti, porque no vale, estamos viendo que no vale. No vale que Francia tenga respiradores y yo no, no vale que Francia tenga vacuna y yo no; porque si Francia tiene una vacuna yo, que no la tengo, le voy a contagiar. Entonces no vale para nada avanzar uno solo sin pensar en los demás. Lo que tiene que ser es una vacuna global. Los científicos están trabajando sobre esta vacuna contra el virus. Nosotros, los yoguis y las yoguinis, también trabajamos en otra vacuna muy importante. En la vacuna de la estupidez, para trabajarnos nuestra estupidez y llenarnos de claridad y discernimiento.
Con cariño de un estúpido reconocido,
Formador y Profesor de Yoga y de Yoga Terapia
Alumno de Margot Paccaud, Ernesto Gil, Claude Marèchal, Chandra Klee Cuffaro, S. Shobana.
Puedes ver la exposición que he hecho de este artículo en YouTube:
Viniyoga VI https://www.youtube.com/watch?v=ABYh-ymxSYQ